La Rebelión de los Moriscos
La Rebelión de los Moriscos
Inicio de la rebelión (1568)
El levantamiento comenzó en Navidad de 1568 en la región de la Alpujarra almeriense, una zona montañosa y difícil de controlar.
Los moriscos eligieron como líder a Fernando de Córdoba y Válor, descendiente de antiguos reyes nazaríes, quien adoptó el nombre de Aben Humeya.
Los rebeldes atacaron aldeas cristianas, ocuparon fortalezas y expulsaron a las autoridades reales.
Pronto, la revuelta se extendió por toda la Alpujarra y partes de las serranías de Granada y Málaga.
Desarrollo del conflicto
El gobierno envió tropas bajo el mando de Don Juan de Austria, hermanastro de Felipe II.
La represión fue muy dura,
con miles de moriscos muertos o esclavizados.
Aben Humeya fue asesinado en 1569 por sus propios seguidores y reemplazado
por Aben Aboo, que continuó la lucha hasta 1571.
Finalmente, los moriscos fueron derrotados y la rebelión sofocada.
Consecuencias
- Expulsión y dispersión de los moriscos: los supervivientes fueron deportados a otras regiones de Castilla para evitar nuevas rebeliones.
- Despoblación de la Alpujarra: muchas zonas quedaron arruinadas y vacías, y fueron repobladas con cristianos viejos de otras regiones.
- Represión cultural: se intensificó la política de asimilación forzada.
- Desconfianza duradera: la Corona y la sociedad cristiana desconfiaron de los moriscos hasta su expulsión definitiva en 1609.
Importancia
La rebelión de las Alpujarras
fue la última gran revuelta interna del siglo XVI en España y
marcó el fin del islam y de la cultura andalusí en el sur
peninsular.
En la Alpujarra almeriense (lugares como Laujar de Andarax,
Ugíjar, Berja o Fondón) aún se conservan recuerdos y leyendas de aquella guerra
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