HIPOGEOS FENICIOS DE VILLARICOS

 

 

 

  La Zona Arqueológica de Villaricos destaca por su amplia secuencia cronológica, con unos orígenes que se remontan a la Edad del Cobre y un hábitat que perdura hasta época altomedieval, conformando un yacimiento muy complejo donde se pueden distinguir diferentes áreas.

 

 Hipogeo (del griego ὑπόγαιον, cámara subterránea) es el nombre que se le ha dado a las galerías subterráneas o huecos excavados bajo la roca o la superficie terrestre, normalmente con funciones funerarias, a modo de sepulcros. Ha sido a lo largo del tiempo, una costumbre funeraria adoptada por numerosas sociedades en etapas incluso prehistóricas (edad del Cobre), durante el Antiguo Egipto y sobre todo en la Edad del Hierro como lo hicieron los fenicios e iberos entre otros. 

En la actualidad cinco son los hipogeos visitables de los más de cincuenta que se construyeron por la población de Baria (Ciudad fenicia-romana de Villaricos), con una cronología de uso desde el s. VII a.C. hasta su abandono en el s. VIII d.C.. 

Son como hemos comentado anteriormente sepulturas excavadas en la roca con cámara y a las cuales se accede por un corredor (pasillo) y cuya entrada era tapiada por una gran losa de piedra. En el interior de la sepultura (cámara), se depositaban los difuntos y se les rodeaba con depósitos de ricos ajuares (cerámicas, objetos personales, etc..), como muestra de las posesiones más valiosas que tenían en vida y que, según creencias, eran necesarias para su viaje en la muerte.

Los fenicios fundaron la colonia de Baria, la actual Villaricos (Cuevas de Almanzora, Almería) allá por el siglo VIII a.C., formando parte de las numerosas fundaciones que podemos encontrar en esa época a lo largo de todo el litoral andaluz. Su ubicación responde al modelo conocido como “paisaje fenicio”, es decir localizaciones favorables para el acceso marítimo (pequeñas bahías o islas cercanas a la costa), de fácil defensa (islas o promontorios costeros) y con buenas comunicaciones hacia el interior (cursos fluviales navegables).

Pues bien, Baria contaba con todo esto, un buen puerto, colinas cercanas al mar y un río (Almanzora) y además, buena pesca para la industria de la salazón y el garum. Por si esto fuera poco, la cercana Sierra Almagrera proporcionaba galena argentífera (mineral del que se obtiene el plomo y la plata) y minerales mena de hierro. Fue precisamente esta riqueza mineral la que muchos siglos después (s.XIX) atrajo la atención de compañías mineras extranjeras. Uno de sus ingenieros, Luis Siret, de origen belga, sería el gran descubridor de Baria y de muchos otros enclaves arqueológicos de la provincia de Almería. Esta gran riqueza ha sido la causa de la prolongada ocupación de este rincón almeriense durante tantos siglos. Es de reseñar que ya antes de la llegada de los fenicios existió un asentamiento íbero,  el cual coexistió pacíficamente junto a los nuevos colonos.

De especial relevancia fue el descubrimiento de una necrópolis con unas 2.000 sepulturas y unos 50 hipogeos, los cuales abarcan un período de tiempo que va desde la época fenicia hasta la tardorromana, aunque la inmensa mayoría se adscriben a este primer momento.(hay que tener en cuenta, por ejemplo,  que Vera se encuentra a muy pocos kilómetros de Villaricos) y por lo tanto un elemento generador de riqueza para la zona. Hoy día aunque los hipogeos se pueden visitar, Baria sigue siendo una gran desconocida para los aficionados a la Arqueología y la Historia.



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